"Nuestro deseo de saber es nuestra arma para sobrevivir"

Carl Sagan

jueves, 18 de agosto de 2011

NEFELIBATA





El Niño Dios camina solo jugando sólo con sus manos y tu corazón.

Sonríe y canturrea, despistado en su creación.

Nefelibata lo vigila, escondida entre flores y besos, caricias y mariposas de infatigables alas, jóvenes y eternas.

Mi dulce Nefelibata y sus hermosos pensamientos en los suspiros se mecen, desde que el sol moribundo nos abandona hasta que retorna de la mano de su tierna aurora de rosáceos dedos.

El Niño Dios camina sólo jugando solo con tus manos y su corazón.

Nefelibata y sus ojos de estrellas absortos contemplan su inmensidad, lejos de la nada de los mortales.

¡Cómo baila mi traviesa amada en los brazos serenos del olvido, en los mágicos círculos de la ingenuidad! Gira y avanza y no cesa, amable con las ausencias y su pura inocencia nos desvela.

El Niño Dios sólo se aburre y solo se consume su paciencia.

Nefelibata y sus ardientes pasos sobre los maltrechos huesos de Madre Tierra, aún más lejos de las almas inmortales.

¡Cómo la envidiamos los hombres! Aletargadas nuestras fierezas desde los antiguos bosques umbríos, atrapados en el malhadado sortilegio que nos hechizó, bajo la tiranía nefanda de la Reina del Pesar. Aquella que en la perdida tierra de piedra y agua donde la luz nos dio la vida, se deleita atesorando, maravillas y secretos, robados por sus crueles númenes, con absoluta indiferencia.

Y sin embargo, lejos de allí, en la gozosa celebración de cada día, sonríe y canturrea, mientras danza y avanza, en vigorosos giros sin sentido, nuestra añorada Nefelibata.

Él nos dejó con relativa pena en su corazón y medio vacío en nuestras manos.

Y ella nos soñó, desde sus caras moradas, más altas que los cielos, en los mares abundosos de allá arriba, en sus desafiantes esferas, aleteando eternamente entre sus flores, sus besos, sus caricias…

¡Quien a tus pies reposara¡ ¡Quien la música de tu danza compusiera! Tú, la mas bella, la mas deseada, la mas amada, mi inmortal Nefelibata.

viernes, 20 de mayo de 2011

La Cueva De Ladrones



Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.

Marcos 11,15-19

Recuerdo que fue hace unos miles de años, estaba observando un grupo de monos curiosos, conformaban una partida de caza, estaban exultantes, media docena de bisontes yacían muertos, comida suficiente para todos los miembros de su comunidad. Al regresar con sus congéneres, la comida fue repartida: comieron los guerreros, comieron los dioses y sus bocas, comieron sus“ancianos”, comieron sus mujeres y comieron sus hijos, todos se hartaron y todavía quedaban cinco de los seis bisontes…Habiendo observado en otras ocasiones como la carne acababa siendo devorada por los gusanos, uno de ellos, no demasiado buen cazador, ciego y sordo ante los dioses y poco hábil en la talla de útiles, cavilaba a trompicones. Siempre temeroso de volver a tener hambre, poco respetado entre los suyos, demasiado cerca de la nada. Su necesidad le empujaba, buscaba una forma de cambiar su suerte. Había observado como las hembras favorecían a los machos capaces…A veces caminaba a solas, alejándose del asentamiento y en uno de esos “viajes”, no más lejos del cercano valle anejo al suyo encontró a otro grupo de monos curiosos y entre ellos a otro como él, no demasiado capaz…Entre ambos surgió la camaradería de la desdicha y el temor, la forma más primitiva y endeble de amistad. Imaginando lo que habría de suceder pero siempre inquieto por la insaciable curiosidad, le seguí en la noche, en el viento agitado por las tristes alas del destino. Hablaron largamente, en la simplicidad de su lenguaje, el mono incapaz llevaba un trozo de carne, haciendo suyo el éxito de los cazadores y su amigo comió ávidamente. Agradecido, éste le regaló su excelente cuchillo. El valle anejo era escarpado, había buenas rocas y algunos peces pero los únicos cuadrúpedos disponibles eran malhumoradas y esquivas cabras. La luna se ocultó tras una nube y un pensamiento iluminó las sombras de la mente de nuestro mono, desde entonces, ya no tan incapaz. La expuso a su “amigo” y ambos las expusieron ante sus clanes.
La noche siguiente, entre luz y tinieblas, nació el comercio.
Chimp Adam Smith, ejemplo de evolución dudosa.

Y en verdad, no fue mala cosa y yo, me regocijé. Esos monos fueron poco tiempo después hombres y mujeres y su número medró y algo tuvo que ver en ello, no cabe la menor duda, todo aquelllo del invento del comercio.
La compleja historia de aquellos hombres y mujeres puede contarse de muy diversas formas, abordarse desde muy diversas perspectivas. Lo que viene a continuación es uno de esos enfoques, podría definirlo como antropología funcionalista. Según esta perspectiva todos los humanos por condicionamiento cultural y genético pueden ser agrupados en varias clases o tipos funcionales. Naturalmente, esto no es sino un modelo, una simplificación y los individuos reales, dada su complejidad, no se ajustan estrictamente al modelo. Los grupos definidos son: campesinos, nobles, filósofos, artistas y mercaderes. El relato anterior fabula sobre la aparición de los mercaderes pero es evidente que las tendencias y funciones de estos modelos surgieron de un modo progresivo, generalizado e inextricablemente unido. La historia antropológica funcionalista define la evolución de las sociedades humanas como los cambios asociados a las esferas o ámbitos funcionales vinculadas a dichos tipos, modelos o tendencias humanos y como los cambios asociados a las diversas relaciones entre dichas esferas. Las esferas y el tipo de individuo que los fundamentan son: productiva (de los campesinos); normativa (de los nobles); ideológica (de los filósofos); comunicativa (de los artistas); del intercambio (de los mercaderes). El devenir y hasta el momento exitoso, curso evolutivo de la especie, viene definido por la dinámica adecuación y el equilibrio de la organización política de dichas esferas a las circunstancias dadas en un tiempo y lugar determinados. Cuando en una sociedad esta organización es ineficaz, evolutivamente hablando, generalmente debido a desequilibrios de poder entre los diferentes ámbitos o a una inadecuada relación o función de las esferas para unas circunstancias dadas, se produce una crisis social. Fruto de esta puede surgir una nueva sociedad o en casos extremos de inadaptación, una extinción social. En otras entradas hablaré con más detalle de todos los conceptos anteriores.

Según mi modelo y para ilustrarlo con un ejemplo, nos encontramos, por primera vez a nivel global, como especie, en una crisis del tipo mencionado. Tras la Segunda Guerra Mundial y el ocaso del mundo comunista, una de las esferas, la del intercambio en sus formas modernas, ha acaparado la mayor parte del poder político. Un tipo de humanos, los mercaderes han domeñado y sojuzgado, mediante el control de la economía, a todos los demás. Ha sido un proceso largo (mas de 50 años aunque sus orígenes pueden rastrearse hasta, al menos, finales del siglo XV) y complejo pues se extiende a todas las esferas sociales anteriormente nombradas. De hecho, es un proceso aún no culminado pero tan bien fundamentado que bien pudiera ser muy duradero.

Enunciemos, brevemente, algunos de sus principales hitos para cada una de las esferas señaladas:

1) Esfera productiva:

  • Control, determinación y ubicación de los medios productivos.
  • Degradación del nivel cultural de la mayor parte de la población.
  • Construcción de una mentalidad e ideología general favorable al sistema (globalización cultural).
2) Esfera normativa:

  • Control y regulación de los estados nacionales.
  • Control económico e ideológico de las clases dirigentes.
  • Predominio y conformación de ámbitos transnacionales para impedir la diversidad ideológica y la libertad en la regulación social (globalización normativa).
3) Esfera ideológica:

  • Desvalorización social.
  • Desprestigio de la Ideología (globalización ideológica).
  • Desacralización y desprestigio de la religión.
4) Esfera comunicativa:

  • Control de los medios de comunicación.
  • Dominio económico de la cultura y de los artistas.
  • Desideologización del arte.
5) Esfera del intercambio:
Lacayos y sicarios de los actuales gobernantes del mundo.
  • Consolidación de los oligopolios.
  • Opacidad de las actividades económicas.
  • Predominio en la economía de las actividades financieras, especulativas y distributivas sobre las actividades productivas.
Sin embargo y a pesar de tan ominoso panorama, el monopolio político de los mercaderes no es total. La evidencia de su inadecuación como sistema de organización social surge ante su incapacidad para afrontar y solventar los retos evolutivos a los que nos enfrentamos. Basten nombrar algunos: la evolución demográfica; la limitación de recursos estratégicos; la radical y creciente desigualdad en las condiciones de vida, tanto en un mismo lugar como entre lugares diversos; y la demostrada, vulnerabilidad e inestabilidad de la economía en este nuevo orden mercantil. Y esta incapacidad orgánica para la adaptación podría ser el germen de su ocaso. De hecho, este ocaso solo podría evitarse mediante el control físico, total, de todos los demás miembros de la sociedad pero ¡cuidado! los avances científicos hacen de esta una posibilidad factible en no mucho más de otros 50 años.
Según mi modelo, estamos en el principio de la primera crisis social global de todos los tiempos, debemos ser conscientes de ello. Como se resuelva, no solo afectará a los vivos sino a todos y cada uno de sus descendientes, es más que una crisis social, es una crisis de especie. Comenzó con la Segunda Guerra Mundial, continuó con la Guerra Fría y ahora estamos en su fase decisiva. El mundo de mañana y el mundo de dentro de 20 años se está configurando hoy. Y todos y cada uno de nosotros, con nuestras acciones u omisiones participamos en su hechura. Nadie puede saber que ocurrirá, no os dejéis engañar, pensad por vosotros mismos, aprended y actuad, si queréis…tenemos enormes posibilidades pero si no colocamos a los mercaderes en su sitio, en sus mercados, a prudencial distancia del gobierno, de la cultura, de nuestras mentes, nada bueno nos puede pasar...recordad Atenas, recordad Fenicia, Cartago, Roma, mil años de oscura edad media y tantas otras…siempre que unos pocos han tenido todo el poder el resultado ha sido la miseria un doloroso desastre.

Hoy el mundo es una cueva de ladrones, eso es cierto. Y ningún hombre va a expulsarlos en nombre de Dios.
Pero yo nunca olvidaré que aquel que invento el comercio quizás no fuera tan incapaz pero sin la fuerza y el valor de los cazadores, la sabiduría de los ancianos, el beneplácito de los dioses, las habilidad del tallador de flechas y el vientre de las mujeres no sería nada.

¿Qué tipo de "mundo feliz" prefieres?

miércoles, 16 de marzo de 2011

El tiempo.

Se muere callado el tiempo entre suaves murmullos de torrentes lejanos.
Crecen las lunas y sus flores e iluminan tenuemente valles cansados.
Se muere callado el tiempo entre dulces arrullos de mares tranquilos.
Se extienden las conchas y sus perlas de plata e irradian puramente en calas perdidas.
Se muere callado el tiempo entre mis dedos rasgados, patéticos, intentan persuadir a la esquiva dama ceñida con los relojes de las almas y sufren mis ojos por sus vanos esfuerzos.
Se muere…
¡Se muere! Gritan los segundos, los minutos y las horas, los días, las semanas y los meses, los años, los siglos, los milenios y yo.



Si fuera posible, empezaría por el principio. Si fuera posible, gritaría con voz clara, resonante, tranquilizadora… pero no es posible. Solamente puedo musitar mi firme convicción: el tiempo no existe, más allá de la convención de sus medidas, de la relatividad mensurable dada por la finitud de la escala. Y quizás, sea su inexistencia la razón por la que cualquier intento de explicar la realidad como un todo resulta fútil para los humanos.
Los malos científicos, una gran mayoría me temo, aún peores filósofos, afirman y teorizan, llenos de soberbia e ingenuidad, respuestas humanas a problemas universales y, naturalmente, fracasan. No obstante, la parte de verdad que toda falacia tiene aporta un debatible utilitarismo a sus ideas y en base a ello obtienen la legitimidad que tanto estiman. No estoy en contra de los científicos, ni aún de los malos, son hermanos pródigos, niños soñando, filósofos fallidos, sangre sucia de Kormelia. Según la mayoría de ellos el universo comenzó en una gran explosión de donde nacieron el espacio y el tiempo, precisan incluso el momento en que esto ocurrió, hace 13,7 miles de millones de años. En mi opinión y para librarnos de las trampas del lenguaje, sería mejor entender el tiempo como movimiento, así podríamos decir, como aquel filosofo griego mediocre…Aristóteles…en uno de sus escasos momentos de brillantez, que el universo empezó cuando algo empezó a moverse…Lo cierto es que esta afirmación solo tiene sentido desde la perspectiva de un observador integrado en el universo y que además, disponga de una capacidad perceptiva adecuada. Esto, en definitiva, es el relativismo desde un punto de vista filosófico. Curiosamente, tanto Aristóteles como Einstein (padre de la sobrevalorada teoría de la relatividad, cosas de la psicología social) compartían un discurso auto aniquilador de sus principales convicciones. Efectivamente, ambos pretendían explicar el universo como un absoluto mediante unas teorías relativistas, evidentemente, así las cosas, ambos fracasaron. Para salvar los trastos, Aristóteles y los científicos actuales, aunque les pese, echan mano de la metafísica. El primero, desarrolló su idea del motor inmóvil, un artilugio conceptual para evitar nombrar a dios, algo terrible para cualquier filósofo griego y aún más para él, uno de los más presuntuosos entre ellos. Este motor, este dios, contenía en su propia definición y atributos la respuesta a todas las preguntas que el filosofo era incapaz de responder. Toda cuestión o concepto incómodo, todo lo inmensurable: la eternidad, la inmutabilidad, la causalidad primera se endilgaban al dichoso motorcito y arreglado el gran problema del principio universal. Por su parte pero de un modo similar, los científicos modernos, atenazados por sus propias debilidades e intereses, sostienen, en su mayor parte, argucias técnicas para justificar la inconsistencia filosófica de sus teorías o simplemente eluden el problema. Se escudan en incongruentes definiciones de los limites y naturaleza del conocimiento científico, forzando la separación entre ciencia y filosofía, algo tan absurdo como tratar de desligar cuerpo y mente. No dudan tampoco, en afirmar la legitimidad, léase autoridad, de sus teorías mediante principios funcionalistas, fundamentados en presupuestos e interpretaciones sesgadas y a veces, ingénuas, de las teorías e ideologías filosófico - políticas de los siglos XVIII y XIX. Con esta clase de argumentos, reforzados por la consolidación de la ciencia y sus agentes en diversos grupos de poder, sólidamente vinculados mediante la alianza, más bien el vasallaje, a los grupos de poder económicos dominantes, se construyen gigantes con pies de barro, se construyen “verdades” y paradigmas como la teoría del Big Bang o la teoría de la relatividad que, paradójicamente, constituyen obstáculos al progreso del juego de monos que llamamos conocimiento.
Afortunadamente, la progresiva democratización de la ciencia, entre otros factores, favorece la disensión que ha sido siempre, una de las principales fuentes de progreso humano.
Volviendo a las teorías del Big Bang y la Relatividad, para la comunidad científica establecida no tiene sentido hablar de un tiempo antes del tiempo, ni de un lugar antes del espacio. Tampoco puede definirse un limite del universo, espacialmente hablando aunque si temporalmente (el universo parece tener fecha de caducidad) lo cual resulta sumamente extraño si consideramos que tiempo y espacio no son sino dos aspectos de una misma "realidad", el movimiento. Las incongruencias y debilidades de la teoría tradicional del Big Bang me hacen creer que es, en gran medida, una teoría no ya incompleta sino con grandes errores. Afortunadamente, hay un creciente número de “buenos” científicos que ante el callejón sin salida al que conducen los paradigmas existentes, exploran nuevas formas y teorías que satisfagan nuestra necesidad de conocimiento. Estas nuevas ideas son numerosas, variadas y complejas, hablaré de ellas en posteriores artículos, sin embargo, la mayoría de las mismas, ante el temor a la censura oficialista parten, a mi modo de ver, desde perspectivas especulativas demasiado limitadas por los paradigmas oficiales. Personalmente, no creo posible explicar algo como el universo únicamente a partir de la observación de sus partes, nos movamos en la escala en que nos movamos. Opino que para poder hacerlo, deberíamos ampliar nuestra perspectivas, logrando una observación extrínseca del mismo o bien la observación de otros universos (estoy convencido de que los hay) o al menos, la observación de las interacciones entre nuestro universo y esos otros posibles universos. Para conseguir dichas observaciones quizás lo más fácil, relativamente hablando, sería “crear” o “desplazarse” a un espacio y un tiempo alternativos que nos permitiese “movernos” respecto a nuestro universo. Este “movimiento” nos permitiría valorar los paradigmas actuales de una manera eficaz, respecto a las preguntas fundamentales que tratan de responder. No tengo ni la menor idea de cómo crear un universo de observación. Se aceptan sugerencias. Aunque según la ciencia actual ha de ser posible, ocurrió hace 13.7 miles de millones de años. Quizás alguien estaba tratando de ampliar sus conocimientos…
A pesar de todo, me temo que si un día lo lográsemos no nos libraríamos del insidioso motorcito, habría que preguntarse por ese multiverso…y quizás por un multi – multiverso y si siguiera la progresión ¿cual sería la solución a nuestra ecuación más básica?

velocidad = espacio / tiempo = infinito / eternidad = ¿0? ¿∞?

¿Un cosmos en un continuo estatismo de infinito dinamismo relativo o un mero infinito dinamismo?El viejo Parménides estaría encantado…y Heráclito, el rey de los filósofos, su acérrimo antagonista…también…pero para todos los demás, sería duro saber que sin tiempo y todo el tiempo, nada y algo son lo mismo. Ningún humano puede comprenderlo ni mucho menos asumirlo, demasiado para estos monos ¿lo comprenderán los metahumanos?. Solo el tiempo puede decirlo, el tiempo…paradójico ¿no?.

Homo Sapiens Sapiens I.

Los seres humanos somos un vacío caótico que gira, una ola del mar, que se inventa a sí misma. Desde el todo y su nada surgimos y comienza nuestro sueño. Cada uno de nosotros es Dios en su infancia y a cada uno de nosotros nos gobierna una legión de demonios. Creamos las grandezas y las nimiedades con reflejos de los colores que inventamos o con los reflejos de los reflejos que tomamos prestados… y fantaseamos. Según los talentos de nuestros demonios así son nuestras fantasías. En nuestro primer día nos reconocemos en alineados espejos, llenos de estupor y maravilla; en el segundo, pintamos inmensos soles y diminutas sombras; en el tercero, imaginamos a los otros, universos hermanos solo al alcance de temblorosas manos infinitas; en el cuarto, del caos hacemos orden y de la indiferencia causa; en el quinto, de la eterna noche huimos, con mesuradas renuncias; en el sexto, de la confusión y el olvido hacemos justicia inevitable y en el séptimo, no podría ser de otra forma, descansamos.

Los seres humanos somos la duda de la Indiferencia, la inquietud del Mentiroso Universal, una paradoja de la Nada, hartos de conciencia y saciados de desconocimiento, batiendo desesperadamente miles de millones de pequeñas alas quiroptéricas. Un lejano rumor perdido en un mundo lejanísimo.

Los hijos de los hombres, los sabios sapientísimos, los exiliados de la efímera y hasta ahora siempre viva Kormelia, soñamos en laberintos circunvolucionados, arrastrando certidumbres montaña arriba, embaucados por nuestros poderosos archidiablos, buscando un rumbo convergente por tumultuosos océanos de trascendencia, bajo el cielo opresor de billones de estrellas. Y con nuestros erráticos esfuerzos, la Ilusión se engrandece y nos arrastra hacia tierras henchidas de manzanos imaginarios donde la tentación de lo imposible se hace madre de la docta ignorancia. Difícil nos es recordar que más allá de Kormelia, en un espacio sin tiempo, quedaron vacíos los paraísos arborícolas, se extinguió el fuego primigenio y que desde entonces, cuando la palabra se hizo tiempo, erramos entre las estrellas, sobre una prisión de hierro, buscando el oro que se esconde en nuestros corazones y aún más, en las recónditas entrañas de los demás. Difícil nos es aceptar, la magnitud de la perdida, la soledad de nuestra sombría compañía. Difícil nos es dar cada paso, sostener cada mirada difuminada en los vientos del olvido. Difícil nos es vivir cada anhelo por ser, por volver a aquel mundo perdido, desde nuestros mundos recuperados en la ilusión de la ilusión.

Los seres humanos, kormelianos y sus aprendices, vosotros y yo, yo y vosotros, lo queramos o no, incesantemente, cantamos, sacrificamos, tejemos sortilegios. Miles de millones de mundos naciendo y muriendo por doquier, en pequeñas esferas sin tiempo. En la eternidad, instantes, en la Indiferencia, en la Indiferencia, nadie lo sabe.

La vida es sueño para los durmientes, no es para los demás.
Cerrad vuestros ojos, abrid vuestros oídos, aún hay tiempo.

Todavía estáis aquí, ¿no tenéis miedo?