"Nuestro deseo de saber es nuestra arma para sobrevivir"

Carl Sagan

miércoles, 16 de marzo de 2011

El tiempo.

Se muere callado el tiempo entre suaves murmullos de torrentes lejanos.
Crecen las lunas y sus flores e iluminan tenuemente valles cansados.
Se muere callado el tiempo entre dulces arrullos de mares tranquilos.
Se extienden las conchas y sus perlas de plata e irradian puramente en calas perdidas.
Se muere callado el tiempo entre mis dedos rasgados, patéticos, intentan persuadir a la esquiva dama ceñida con los relojes de las almas y sufren mis ojos por sus vanos esfuerzos.
Se muere…
¡Se muere! Gritan los segundos, los minutos y las horas, los días, las semanas y los meses, los años, los siglos, los milenios y yo.



Si fuera posible, empezaría por el principio. Si fuera posible, gritaría con voz clara, resonante, tranquilizadora… pero no es posible. Solamente puedo musitar mi firme convicción: el tiempo no existe, más allá de la convención de sus medidas, de la relatividad mensurable dada por la finitud de la escala. Y quizás, sea su inexistencia la razón por la que cualquier intento de explicar la realidad como un todo resulta fútil para los humanos.
Los malos científicos, una gran mayoría me temo, aún peores filósofos, afirman y teorizan, llenos de soberbia e ingenuidad, respuestas humanas a problemas universales y, naturalmente, fracasan. No obstante, la parte de verdad que toda falacia tiene aporta un debatible utilitarismo a sus ideas y en base a ello obtienen la legitimidad que tanto estiman. No estoy en contra de los científicos, ni aún de los malos, son hermanos pródigos, niños soñando, filósofos fallidos, sangre sucia de Kormelia. Según la mayoría de ellos el universo comenzó en una gran explosión de donde nacieron el espacio y el tiempo, precisan incluso el momento en que esto ocurrió, hace 13,7 miles de millones de años. En mi opinión y para librarnos de las trampas del lenguaje, sería mejor entender el tiempo como movimiento, así podríamos decir, como aquel filosofo griego mediocre…Aristóteles…en uno de sus escasos momentos de brillantez, que el universo empezó cuando algo empezó a moverse…Lo cierto es que esta afirmación solo tiene sentido desde la perspectiva de un observador integrado en el universo y que además, disponga de una capacidad perceptiva adecuada. Esto, en definitiva, es el relativismo desde un punto de vista filosófico. Curiosamente, tanto Aristóteles como Einstein (padre de la sobrevalorada teoría de la relatividad, cosas de la psicología social) compartían un discurso auto aniquilador de sus principales convicciones. Efectivamente, ambos pretendían explicar el universo como un absoluto mediante unas teorías relativistas, evidentemente, así las cosas, ambos fracasaron. Para salvar los trastos, Aristóteles y los científicos actuales, aunque les pese, echan mano de la metafísica. El primero, desarrolló su idea del motor inmóvil, un artilugio conceptual para evitar nombrar a dios, algo terrible para cualquier filósofo griego y aún más para él, uno de los más presuntuosos entre ellos. Este motor, este dios, contenía en su propia definición y atributos la respuesta a todas las preguntas que el filosofo era incapaz de responder. Toda cuestión o concepto incómodo, todo lo inmensurable: la eternidad, la inmutabilidad, la causalidad primera se endilgaban al dichoso motorcito y arreglado el gran problema del principio universal. Por su parte pero de un modo similar, los científicos modernos, atenazados por sus propias debilidades e intereses, sostienen, en su mayor parte, argucias técnicas para justificar la inconsistencia filosófica de sus teorías o simplemente eluden el problema. Se escudan en incongruentes definiciones de los limites y naturaleza del conocimiento científico, forzando la separación entre ciencia y filosofía, algo tan absurdo como tratar de desligar cuerpo y mente. No dudan tampoco, en afirmar la legitimidad, léase autoridad, de sus teorías mediante principios funcionalistas, fundamentados en presupuestos e interpretaciones sesgadas y a veces, ingénuas, de las teorías e ideologías filosófico - políticas de los siglos XVIII y XIX. Con esta clase de argumentos, reforzados por la consolidación de la ciencia y sus agentes en diversos grupos de poder, sólidamente vinculados mediante la alianza, más bien el vasallaje, a los grupos de poder económicos dominantes, se construyen gigantes con pies de barro, se construyen “verdades” y paradigmas como la teoría del Big Bang o la teoría de la relatividad que, paradójicamente, constituyen obstáculos al progreso del juego de monos que llamamos conocimiento.
Afortunadamente, la progresiva democratización de la ciencia, entre otros factores, favorece la disensión que ha sido siempre, una de las principales fuentes de progreso humano.
Volviendo a las teorías del Big Bang y la Relatividad, para la comunidad científica establecida no tiene sentido hablar de un tiempo antes del tiempo, ni de un lugar antes del espacio. Tampoco puede definirse un limite del universo, espacialmente hablando aunque si temporalmente (el universo parece tener fecha de caducidad) lo cual resulta sumamente extraño si consideramos que tiempo y espacio no son sino dos aspectos de una misma "realidad", el movimiento. Las incongruencias y debilidades de la teoría tradicional del Big Bang me hacen creer que es, en gran medida, una teoría no ya incompleta sino con grandes errores. Afortunadamente, hay un creciente número de “buenos” científicos que ante el callejón sin salida al que conducen los paradigmas existentes, exploran nuevas formas y teorías que satisfagan nuestra necesidad de conocimiento. Estas nuevas ideas son numerosas, variadas y complejas, hablaré de ellas en posteriores artículos, sin embargo, la mayoría de las mismas, ante el temor a la censura oficialista parten, a mi modo de ver, desde perspectivas especulativas demasiado limitadas por los paradigmas oficiales. Personalmente, no creo posible explicar algo como el universo únicamente a partir de la observación de sus partes, nos movamos en la escala en que nos movamos. Opino que para poder hacerlo, deberíamos ampliar nuestra perspectivas, logrando una observación extrínseca del mismo o bien la observación de otros universos (estoy convencido de que los hay) o al menos, la observación de las interacciones entre nuestro universo y esos otros posibles universos. Para conseguir dichas observaciones quizás lo más fácil, relativamente hablando, sería “crear” o “desplazarse” a un espacio y un tiempo alternativos que nos permitiese “movernos” respecto a nuestro universo. Este “movimiento” nos permitiría valorar los paradigmas actuales de una manera eficaz, respecto a las preguntas fundamentales que tratan de responder. No tengo ni la menor idea de cómo crear un universo de observación. Se aceptan sugerencias. Aunque según la ciencia actual ha de ser posible, ocurrió hace 13.7 miles de millones de años. Quizás alguien estaba tratando de ampliar sus conocimientos…
A pesar de todo, me temo que si un día lo lográsemos no nos libraríamos del insidioso motorcito, habría que preguntarse por ese multiverso…y quizás por un multi – multiverso y si siguiera la progresión ¿cual sería la solución a nuestra ecuación más básica?

velocidad = espacio / tiempo = infinito / eternidad = ¿0? ¿∞?

¿Un cosmos en un continuo estatismo de infinito dinamismo relativo o un mero infinito dinamismo?El viejo Parménides estaría encantado…y Heráclito, el rey de los filósofos, su acérrimo antagonista…también…pero para todos los demás, sería duro saber que sin tiempo y todo el tiempo, nada y algo son lo mismo. Ningún humano puede comprenderlo ni mucho menos asumirlo, demasiado para estos monos ¿lo comprenderán los metahumanos?. Solo el tiempo puede decirlo, el tiempo…paradójico ¿no?.

5 comentarios:

  1. Ciertamente es complicado que una mente como la de los humanos, podamos comprender algo tan "grande" como es la idea de Universo.
    ¿Cómo una diminuta parte puede Entender el Todo?
    Ya los filósofos griegos (y los demás a lo largo de la historia)discutieron sobre ideas parecidas en sus teorías de la Belleza Ideal, en las que disertaban sobre si la Belleza se puede enterner por sus partes o por el Todo. Pues esto es muy parecido.
    ¿Comprendiendo pequeños aspectos de la ciencia podemos dar respuesta a todo lo que sucede en el Universo? ¿Si no hemos visto algo, podemos teorizar sobre ello? ¿Son los "indicios" suficientes como para hacer teorías inamovibles como las que hoy día defienden muchos científicos? ¿Por el hecho d que un cálculo matemático sea correcto, esa teoría es válida...?
    Viene a mi cabeza un documental muy interesante que ví el otro día, y que me marcó por causas que no vienen al caso. Trataba sobre Stephen Hawking. Ese hombre que considero un gran científico. ¿Por qué? No porque sea más listo o menos...Si no porque dedicó toda su vida al estudio de los agujeros negros y la desaparición de la información en ellos, para al fin, tras muchos años "darse cuenta" de que estaba equivocado, y RECONOCERLO. Dando una vuelta de tuerca a su teoría y yendo más allá, sí, pero reconociéndolo. Cosa que parece que muchos sabelotodos han olvidado: "el verdadero sabio reconoce sus errores".
    Todo esto viene a que la comunidad científica, con algunas excepciones, por supuesto, son muy reacios a recapacitar sobre aquello que han mamado toda la vida. Se les hace duro cuestionar teorías tan tradicionales como la de Einstein simplemente porque su persona se ha convertido en un mito.

    Y si esos "sabios" no son capaces de mirar más allá de sus tribunas, y empezar a pensar que tal vez eso que creen tan seguro, como el tiempo, no exista, no se podrá avanzar realmente en el conocimiento de los que nos rodea.

    Es complicado pensar que el tiempo no exista, igual que lo es para nuestras mentes de homínido poder entender, por ejemplo, la idea de Infinito, pero pese a ello, debemos indagar todas las posibilidades. Las plausibles y las fantásticas. Nunca se sabe cuándo nos vamos a topar con esa casualidad que encuentre una cura para la muerte del tiempo...


    En fin, que podría estar así un buen rato...

    Por cierto, chicos, enhorabuena por el blog. Ya era hora. :P

    Besicos.

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  2. Felicidades por encontrar esta vía de escape a tus particulares paranoias, chavalote.

    Cuídate.

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  3. El primer párrafo de "Se muere..." me encanta, espero poder disfrutar de más textos así en este blog.

    No creo que tenga sangre kormeliana pero creo que cada uno vivimos en nuestro propio planeta... ya lo decía aquél... hay muchos mundos pero están en este...

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  4. Hola, gracias por saludar / comentar...
    Anónimo, seguro que tienes algo de sangre kormeliana aunque quizás diluida...ese fragmento es un poema viejo rehecho...el tiempo siempre ha sido una de mis obsesiones...en cuanto a lo de los planetas de eso habla, precismente, el post anterior de El Mirante "Homo sapiens sapiens I", básicamente, es pura Teoría del Ilusionismo.

    Viktor Kormel

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  5. Bien por este blog, amigo. A los que vivimos azorados y azarosos en el devenir diario nos viene bien que de vez en cuando nos inviten, ayuden y fuercen a pensar un poco.

    Envueltos por la ley de la entropía, a veces tengo la sensación de que todo es producto del azar (factor indispensable en la evolución) Como si un mono aporreara las teclas de una máquina de escribir, dejando impresos, de esa forma, nuestros destinos.

    Demasiado conformista, supongo. Disculpad la vacuidad, pero ahora no tengo demasiado TIEMPO para pensar.

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Si tienes algo de sangre kormeliana te animo a comentar sino...tambien